Al encontrar a este coleóptero en esta posición, fotografía derecha, pensé que estaba colgado de una pata y preparado para emprender el vuelo. Sin embargo, después de varios segundos atisbando a través de la cámara, me extrañó que agitaba enérgicamente élitros y alas, pero sin moverse del lugar.
Fue entonces que percibí lo que le ocurría. Con sumo cuidado le liberé, y al ponerle en la palma de la mano emprendió el vuelo ipso facto.