A finales
de primavera (en los días que ocurrió la invasión de ellas en Madrid), tropecé con un espacio florido donde pululaban gran cantidad de
este tipo de mariposas. Al aproximarme para fotografiarlas, me llamó la
atención que aún estando aferradas a una planta, en la mayoría de las ocasiones
batían sus alas con denuedo, y la menor de las veces mantenían las alas
extendidas sin batir


