Detrás de
unas hojas colgantes de palmera,
entraban y salían avispas. Al momento de
observarlas decidí, con buen criterio, retirarme de donde estaba, zumbaban
innumerables de ellas alrededor de mi cara.
Aquél lugar era un auténtico avispero por los numerosos nidos que contenía aquella palmera seca.
Aquél lugar era un auténtico avispero por los numerosos nidos que contenía aquella palmera seca.